jueves, 2 de septiembre de 2010

Veinticuatro años con Rita


A los 3 te vi por primera vez, ni sospeché que ibas a ser mi Rita, los siguientes 24 años.
Ya nos gustaba el mismo chico, en sala de 4, un tal Federico. Pobre hombre.
A los 5 ya empezamos a soñar con nuestros principes azules y convertimos a un maniquí de telgopor, en nuestro marido de turno. Que clara la tenías con el tema chape, Rita. Como amaste a ese santo hombre.
Nos cambiamos juntas de colegio, como dos siamesas inseparables. Viajamos siempre unidas por los mundos más fantásticos, como Ciudad Gótica (siempre me toco hacer de Robin, cuando en el mejor de los casos no era el batimovil) o el pais de Jem and the Holograms, fingiendo que eramos asediadas por nuestros fans.
Siempre te admiré por tu destreza física, eras la mejor en el minitramp. Me gustaban tus Reebok negras y las Traviata de manteca y azúcar que nos preparaban en tu casa. A los 8, me llevaste lejos de casa por primera vez, me hiciste enamorar de un petizo llamado Carboncito que me hizo trotar por primera vez en mi vida, olvidandome que extrañaba a mi mamá.
Fuiste mi primera invitada a dormir. Tenías yeso y hasta el día de hoy, sospecho que la pasaste mal, hubieses preferido que te pasen a buscar en medio de la noche. Te la bancaste.
Yo me quedé todos los recreos en el tercer piso, acompañandote a vos y tus muletas. Leyendo cuentos de terror y cambiando stickers con felpudito. Siempre tuviste los mejores.Y seguro, me regalaste alguno, sin pedirme otro a cambio.
Siempre tuviste ese espiritu caritativo con tu amiga, que a diferencia tuya, que eras la mas grande, tenía cinco hermanos arriba y los útiles perfectos, nunca habían sido su fuerte. Recuerdo como si fuera hoy, las veces que tirada en el piso de la clase, me recolectabas lápices de colores y me los traías, como chiches nuevos a mi cartuchera. Me hacías feliz.
De más grandes seguimos intactas, hermanas y amigas. Compañeras de banco, de horas de estudio, de tardes de teléfono y de chats. Nos pusimos de novias casi al mismo tiempo. Y el pobre maniquí de telgopor quedó enterrado en el pasado.
Elegiste medicina, yo educación. Ninguna de las dos terminó dedicándose a eso, vos seguiste con la comunicación y yo con la fotografía.
Juré que a los 21 nos mudábamos juntas, pero la vida nos encontró mejores opciones.
Ya tenemos 27 y nuestras mamás nos siguen viendo como las dos flacuchentas que chusmean en la foto aquella del acto de gimnasia. Que lastima que no la tengo.
Sos mi incondicional y eterna compañera de banco Rita. Mi compañera de vida hasta que Dios asi lo quiera.
Mientras, me imagino el futuro, siempre una al lado de la otra, con tus hijos, mis sobrinos, tu marido, también mi amigo, tu casa con jardín, donde festejo mi cumpleaños, nuestras mamás más grandes, con las que por fin jugaremos a la canasta. Y tu abrazo siempre listo, como a los tres años.

Te quiero hasta el infinito y más allá.
Perdón este post improvisado, apurado, pero de corazón.
Sé feliz mi amiga del alma, para eso estás hecha.

5 comentarios:

  1. Hayyy hayyy que lindos recuerdos....vá, testigo desde los 8 yo. Claramente Miranda y Rita eran una especie de Lideres de la clase..siempre juntas, Rita Reebok y maji Speed Blancas, divinas por cierto.yo por suerte tenia las zapatillitas de enfermera blancas de cuero compradas en eleven. Las quiero mucho hasta el cielo idaa y vuelta muchas veces, tantas como las veces que imité a la Amado Bailando Chayanne.- Feliz vida Rita!!!

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  2. Ayyy amiga!!!!!!!!!
    CUANTO TE QUIEROOOOOOOO !!!!!!!!!
    Es mi honor ser tu Rita, compañeras de camino, de sueños y de tanto pero tanto mas.

    Gracias por tu existencia amiga.

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  3. los lapices que recolectaba en el piso es una escena perfecta para una pelicula.
    sigan asi, amandose como hasta ahora muchachas!

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  4. Miranda, casi lloro. Prometo comprarte una caja de los mejores lápices, a mi regreso del viaje. Rita, feliz cumple, yo tambien te quiero mucho. Pronto llegará la tan proyectada partida de canasta.

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  5. volviste mirandilla, como te extrañaba ya. besos a rita la homenajeada y gracias por haberle juntado lapicitos a mirand, gran gesto de una gran rita.

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