martes, 31 de mayo de 2011

Ayer me dijeron

Te quiero a lo loco

(y me re copó)

domingo, 22 de mayo de 2011

Yo, al volante

Manejar me da un placer indescriptible. Lo supe antes de aprender. Sabía que iba a ser una de mis actividades preferidas. Siempre supe que iba a aprender, rápido, fácil y que me iba a salir bien. Y sobre todo que me iba a encantar.
Sí, manejar me da un placer indescriptible. Y más si el Gran Pez viene a mi lado, dormido, disfrutando el fruto de sus tan pacientes clases de manejo.
Lo que no me da nada de placer es estacionar. Me toca un fibra interna muy, pero muy.......interna, cómo explicarles. Si no me sale en la primera, puedo llegar a sentir la más profunda de las iras carcomiendome los huesos. Es ahí, en ese instante cruel, cuando la rueda toca el cordón, ahí cuando el auto hace ese pequeño rebote, ahí cuando me empieza a sudar la frente y me digo por dentro: tranquila, sali y volvé a intentarlo Miranda. Si no pasa nadaaaa!!!
Ayer a la noche, encontré un regio lugar en la calle Laprida, a dos cuadras de casa. No tenía un lugar, tenía dos! Dos espacios libres. Balizas, marcha atrás y dale con el cordón. No puede ser, si tengo doble lugar! Una vez más y otra vez al cordón. Ok, no puedo.
Negro, despertate. Eh? Que te despiertes, no puedo estacionar, estaciona vos, por favor. Dónde estamos? Hace mucho me dormi? No sé, qué se yo, estacionas vos? Por favor? No gorda, yo te indico, proba vos de nuevo, vas a poder.
Es en ese instante, en el cual mi novio quiere calmarme con el mayor de los amores, cuando veo un sujeto a mi izquierda, haciendo señas cual guardia urbana a las 3 de la tarde en la 9 de julio.
Perdón? No necesito que me ayude señor! Para eso tengo a mi novio! Ni siquiera era el trapito tratando de ganarse el mango. No, era un mengano que pasaba por ahí y le divirtió ponerse a mirar semejante acto!!!! Un mengano que seguro pensaba: por dios esta mina no estaciona más.
Pero solo le sonrei y con el cuerpo empapado en nervios, volví la mirada hacia delante e intenté por cuarta vez.
Fracasé. Y cada vez al triunfo lo veía más lejos.
No puedo, basta, por favor estaciona vos!
No, dale gorda.
Ok, pero indicame! Porque yo no puedooo! Nunca me va a saliiiiiiiiiiiiiir!
Es en ese segundo instante, en el cual mi novio seguía con santa paciencia tratando de calmarme con el mayor de los amores, cuando veo al mismo sujeto a mi izquierda. Esta vez, me hace un toc-toc en el vidrio. Y en pleno intento de estacionamiento, freno y aprieto con todas mis fuerzas el botoncito del vidrio de la ventana.
Pssssssssss. En cámara lenta bajaba y la cara del mengano se llenaba de sonrisas.
Fue ahí cuando dijo la frase, le salió como si nada, impunemente, como si yo le hubiera pedido ayuda, consejo, o algo.
NO TE PONGAS NERVIOSA QUE ES PEOR
Si.
Me dijo eso.
Me toco el vidrio y me dijo ESO.
Eran las 4 de la mañana, yo estaba representando a la peor versión de la mujer al volante y este buen señor me toca el vidrio y me dice ESO.
Lo escribo, lo recuerdo y los huesos se me vuelven a llenar de ira.
Con mi mejor cara, lo mire, le sonreí y le dije: Si me sigue hablando me voy a poner más nerviosa todavia señor. Me di vuelta, le cerré la ventana depositando toda la furia en el botoncito y le heché una mirada fulminante a mi copiloto, en plan: lo mato? o lo matas vos?
El Gran Pez, se reía. Si, cómo no reírse.
Fue tal la indignación que puse primera y me mandé a mudar. Abandoné el regio doble lugar y me fui en búsqueda de algún otro, sin guardio urbano, sin nadie que me rompa la paciencia.
Lo logré. Según el gran pez, en el lugar de la calle Aguero, estacioné de maravillas.

Sigo pensando con qué tupé se acerca el tipo y me toca el vidrio!
Sigo pensando en las millones de frases que le debería haber contestado.
Les juro que sigo furiosa.

Así, no!
Yo así, no!