jueves, 20 de octubre de 2011

A brillar mi amor

Si lloro así, es porque la quiero como loca. Es porque se fue, chau, listo, no está. Pero también lloro porque está, está en mi vida. Lloro porque me acuerdo lo que significó, lo sigue significando. Lloro al pensar que apareció por que si y se convirtió en un pilar, un salvavidas, una perla. Se convirtió en mi indispensable. Lloro porque compartimos tanta fuerza, que se me hiela la piel. Fue mi castillo. Mi nidito donde refugiarme. La llamé llorando, eso no lo hice con nadie más. Me rescató y sin querer, me pidió que la rescate. Nadamos juntas hasta la orilla, mordiéndonos los labios, maldiciendo esta puta vida. Y un día, sin más, nos tiramos al suelo de la risa. Ya está, pasó. Compartimos tanta alegría. Tanta locura. Tanto cagarnos de risa. Tanta complicidad.
Mi perla representa un etapa en mi vida, hermosa. Y ahora que está a muchos kilómetros, mi corazón me arde bastante, me raspa. Pero me recuerda todo. Madrid, el calor, las charlas infinitas, Buenos Aires, la poesía, la esperanza, los abrazos, las carcajadas y el amor. Lloro porque voy a extrañarla con las tripas. Y lloro porque mi hermosa amiga puso su sueños en alto y voló hasta Barajas.
Lloro porque es una mujer con la que siempre quise cruzarme en la vida.
Lloro y ahora ya está, no voy a parar hasta dentro de un rato.