viernes, 26 de febrero de 2010

Mucho bacon

Le tenía que pedir un Extra Burger con aros de cebolla en vez de papas fritas y agrandarlo por dos pesos, día por medio. El sabía que iba a terminar comiendo eso siempre, pero se hacía el sano y decía: che vieja (porque me decía vieja), pedime una pechuga grillé en...........no para, es re caro no? más barato es Burger al final.....y bueh, dale, pedime la de siempre" Pero goooooordo, siempre el mismo teatrito de la pechuga grillé! Pedite la extraburger si acá no te ve tu mujer!!! Soy tu se-cre-ta-ria....dale tonto que yo te lo pido!!

Y hoy el gordo me echó.
Tremendo.

Tuvo la gentileza de mandarme un telegrama. Y mi padre tuvo la amabilidad de leermela por teléfono, mientras yo trabajaba como todos los dias tras el mostrador, esperando la llegada de David. Así como un buen día lo hicieron los códigos del gordo, yo agarré mis petates y me retiré. Y no silbaba bajito.
Gordo, los aros de cebolla no te los pido nunca más!!!

Dos cosas pasaron luego, geniales.

Una fue la reacción de mis allegados. Leona quizo comprar champagne para festejar (es que mi familia es asi, te despiden y se festeja....delocos). Marita en cambio comenzó con la búsqueda de otro puesto laboral y me manda mensaje de texto: "Denise, acá salió un aviso donde buscan muchacha con cama (pagan bien y encima zafas del alquiler!) Paso tu fono?" La Chochi me llama y me canta, cual Marta Sanchez: Desempleadaaaa, porque nuestro amor, es una esmeralda que un ladron robó!! Si, si, desempleada!!!
La gente estaba extrañamente feliz por mí.

La segunda cosa genial, fue la charla con el fanático del bacon, mi ahora ex jefe.
Hola, soy Miranda.
Ah, Miranda, como estas.
Y acá ando, esperando tu llamadiiiiito!!
No, sí, te estaaaaba por llamar, te juro.

Bueno, el gordo se destaca en muchas cosas, por ejemplo en fumar tres atados por día, en llegar tarde a las sesiones de sus pacientes, en gastarse toda la ganancia en ultimas tecnologías traidas de EEUU, en no subirte el sueldo, en chamuyarte para no ponerte en blanco, pero el don de la oratoria, eso sí que te lo debe. El pobre panzón estuvo una hora exacta por reloj, balbuceando ideas, excusas, disculpas, lavado de manos, victimización, etc. Me contó los mil y un problemas que acosan su existencia tamaño large. Intentando conseguir una suerte de lástima de mi parte.

Cri........cri............cri


"Pero yo les dije a los abogados que no hagan ninguna tramoya, que te paguen lo que te corresponde"
Pero claaaaaaaaaaaro gordoooooooooo!!! Con quien te pensas que hablas??? Soy Miranda...tengo diecinueve seguidores en el blooog sabeeees!!! Me pagás un centavo menos y vas en cana con tu mujer, le cuento del abono fijo que tenes en Burger gordoooo!!

Te salió todo mal, le dije. Lo hubiesemos charlado y casi que me convencías de renunciar, pero no. Ahora quedaste para el cul...conmigo, con los demás empleados, con la persona que me recomendó y encima...me tenés que pagar. Que poca estrategia gordo...(no, no le dije Gordo, se hubiese pueso a llorar).
No sí, Miranda, tenés razón....tenés razón. Es que estoy colapsado....!

Y sí, tanta panceta pasa factura alguna vez...

Asique señores y señoras....habemus vacacionus....habemus dinerus
........habemus Nikon 5000????

Me río de janeiro....!
Y esta noche me tomo un clericó hecho por mi manitas y salgo a bailar.

(PD: Mi psicologa diría: esto por algún lado va a salir Miranda, de alguna forma vas a canalizar este episodio. Y si...que me decis si te digo que tengo todas las piernas brotadas como si fuera lepra, pero en mal estado....eh....mmm....un poquito que lo analizamos la que viene? mmm? dale)

domingo, 21 de febrero de 2010

El pacto

Cuando un corazón se rompe, es difícil recauchutarlo todo y volver a ponerlo en manos ajenas. Pero con este hombre siento que es distinto, yo con este, me vuelvo a entregar. Como si no hubiese conocido nunca el desamor, a este juro que le doy todo. Yo me vuelvo a jugar y que sea lo que sea...
Hombres como Vicente valen la pena.

(hoy me pateó la mano desde la panza de la gorda y fue como un pacto de amor para toda la vida)

viernes, 19 de febrero de 2010

Y él ni enterado...

La ciudad esta colapsada dice el de Telefé Noticias. Mi amigo Fisgón me saca de casa bajo la ducha porteña a tomar una Stella. Nos ponemos al día con nuestras últimas vivencias, enellaburomehicieronlapropuesta y tuexesunpelotudo y mimamayaquierequemevayadecasa y quebuenocompratelacamara , etcetera..... Entre todos mis cuentos, no menciono al kiosquero. Pero él siempre aparece.
Caminamos hasta la esquina, saco pucho y no tengo fuego. Paremos en el kiosco a pedir fuego, te conté que estoy enamorada del kiosquero?
Y así, como si la lluvia no existiera, crucé el muro, primero la pata izquierda, después la derecha y tenés fuego? Mis ojos, tus ojos, tu barba, mi manos torpes que dan contra la ruedita y el chisquido de la llama que sale. Inhalo, se pone naranja la puntita de mi Phillipe y llega el fin. Gracias, de nada. Sonrisa, juro que me hizo una sonrisa. Y salí, caminando entre pétalos de amapolas.
Fisgón miraba desde afuera. Decime que no era él, dice el muy hombre.
Yo no pude decir nada, me agarré el pecho y suspiré. De pronto la lluvia no caía más.
Durante tres cuadras seguidas Fisgón, que piensa que es Gael García Bernal (y no es chiste), se dedicó de defenstrar al comerciante de mis sueños. Dijo cualquier verdura, que era gordo, viszco, etc. Yo no escuchaba, solo pensaba en que por fin, me había animado, después de tanto tiempo, entré en su mundo.

En eso llega Perla, le contamos lo sucedido y comienzan gratuitamente a divertirse pensando qué hubiera ocurrido si el vivo de mi amigo hubiese sido realmente vivo y hubiese inventado cosas como: gorda, comprá de los texturados que esta noche te reviento o algo peor como: gorda, se nos hace tarde, tenemos que buscar a los chicos en lo de mamá. Acaso piensan que mi kiosquerman es tan tonto de creer algo así, es evidente que pensaría: es el hermano, el primo o el amigo gay (eso sobre todo). Fisgón, esfumate.

Esto no termina aqui, mi amigo se va, Perla compra vestido y volvemos las dos. Ahora quiero conocerlo, me dice. Dicho y hecho nos aproximamos al 24 horas y yo, que ya sentía los latidos como flechas cupídicas que me salían del esternón, no pude hacerle frente. Entró sólo ella. Yo desde la puerta le indico: pedí Phillipe de 10. Y al ver que habían dos atendiendo le digo con los labios: b-a-r-b-i-t-a. Me da un ok con los ojos, lo ubica, lo relojea y emprende su compra. Las dos tentadas, por qué!!!!! Qué necesidad de reirse? Perla dice, bueeeeeno, viste el hippie? (su amor de hace unos años atras?) bueeeeno....nada, que creo que se mudó por acá.
Kiosquero nunca va a entender que aquello que Perla decía era que era igual a Hippie. Yo lo entendí en un abrir y cerrar de cartera. Como cuando eramos chicas y pasaba una gorda y decíamos: ayer pasaron Liberen a Willy por la tele. Qué crueldad.
Salimos con el paquete y la carcajada en la punta de los labios.
Perla no tarda, ni siquiera se detiene a buscar un techito protector, en seguida larga el veredicto. Vamos a ver, punto uno, cachetes, sí, cachetes, pero este chico es muy bueno, entendés que se va al cielo, el kiosquero se va al cielo de una, se le nota.  Se tienen que poner de novios urgente.
No me importa la lluvia, la punta de los paraguas, los pies empapados. Me rio, me rio y me rio. Perla es sin dudas, lo más. Lo captó en seguida. Si me caso la elijo de testigo de one.

Llamado

Madre, que lee blog, me llama al consultorio.
"Miranda" (ruido de autos)
"Si, má, decime!"
"Cuál es el kiosquero que te gusta? Estoy acá y no veo nada como la gente"
"Es que trabaja a la tarde, creo. Igual, es bastante normalito, eh"
"Ok, beso"
"Beso"

De-lo-cos la vieja

Ohpordios

Tanto lo quería, que como no tenía rallador, cortaba la zanahoria con cuchillo en tiritas bien finitas.

lunes, 15 de febrero de 2010

Quiero ser tu Guaymallén

Kiosquero no estaba detrás del mostrador como todos los días, kiosquero estaba en la puerta del kiosco, apoyado sobre una pared, mirando la gente pasar. Lo vi desde la esquina. Ahí estaba, espléndido él. Por fin asomaba la cabeza, siempre estaba tan recluido ahí adentro. Y yo que desde que volvió no pude comprar ni un marroc.
Yo estaba divina. Ideal para pasar, con mi mp3, con el pelo al viento, mis uñas rojas y esa frescura de domingo.
Me acerqué unos metros, sonaba Oasis en mis oidos. Faltaba Ashton Kutcher y completábamos la escena.
Pero de pronto, mis piernas se retobaron, se cortaron solas y bajaron el cordón, como quien dice, voy a barrer las hojas un ratito para que no tapen las alcantarillas. Caminé por ese peligroso sendero entre los autos y los transeuntes. De hecho, cuando pase frente a sus ojos, miré para el otro lado, simulando estar arquitectónicamente interesadísima por la fachada del Frávega de Callao.


....me temo que estoy lentamente falling in love con el kiosquerman.

        

miércoles, 10 de febrero de 2010

Life in technicolor

Me duele el corazón todos los putos días.
Como una cuchara metida entre los ventrículos, estorbando, sobrando. Y por momentos me da vueltas, escarba, se hunde, se me clava. Hay segundos que penetra tan hondo que me corta la respiración. Sucede diariamente.
Pero todos los santos días, vuelvo a respirar, mierda, vuelvo a respirar y está tan zarpado de bueno. Y me vuelvo a reir. Vuelvo a flotar y me voy para arriba, como un globo. (Para arriba, le dije hoy a Clarines, para arriba quiero ir.)
Vuelvo a encontrar razones para pensar que no hay ni cuchara, ni nada. Vuelvo a pensar que es zarpado ir para arriba. Nunca en mi vida valoré tanto las cosas que desfilan a mi lado. Incluso las que no tengo tan cerca, pero me pertenecen. Mis conquistas son innumerables a la hora de respirar. Siempre aparece frente a mis ojos la razón perfecta para hecharse una buena sonrisa. Siempre, mierda. Te llena de aire ver como van cayendo uno a uno los muertos al lado del camino, y vos seguis, más liviana y más joven, corriendo a toda velocidad. Descartando lo malo, eligiendo lo bueno.
Pero la dinámica me mata. Me aniquila. Bancarse la cuchara, putear como una condenada, pensar que la vida es una tremenda putada y al rato, calzarte unas buenas gafas verdes, mirarte al espejo y decir, puta Miranda, estas divina. Mirar tu pasado como con asco y hasta pensar, no hay nada mejor que el futuro carajo. Y no lo podes creer, nunca pensaste que pensarías algo asi! Es zarpado. Una masa.
Pero soy de esa raza tan particular a la que todos pertenecemos, que tiene putas emociones, que no vive solo de la razón y se somete bastante al corazón. Corazón, que por naturaleza, es idiota. Entonces me la banco, me banco la cuchara un buen tiempo, me hundo en las profundidades más atractivas de mis sueños y después de un rato, levanto las patitas y me voy para arriba como la más liviana y perfecta de las aves.

Cosas que descubrí ayer

Que si espero el treinta y nueve tres en Charcas y Julián Alvarez, nunca, pero nunca va a pasar. No hay que insistir. Es así.
Que me como grosamente los dedos, sin cargo de conciencia, porque mi psicóloga me dijo que "ya lo vamos a trabajar". Entonces me excuso en una especie de despedida dedal.
Que pongo F5 cada dos o tres segundos para ver si tengo mails nuevos. Y que al ver que no hay, aprieto más fuerte y más rapido la tecla refresh. Sin duda, viene agarradito de la mano de la patología de los dedos.
Que estoy en una etapa teenager total, reflejada en mi imperiosa necesidad de ver a mis amigas, al menor suceso ocurrido en el día. Tener las llaves de sus departamentos, definitivamente, hace que me coma menos los dedos.
Que en los últimos meses me aprendí todas las propagandas de la radio y que sin darme cuenta paso el día cantando cosas como: más, me das cada día más, aleluya por el modo que tienes de ahorrar.

No da.

jueves, 4 de febrero de 2010

Una bella mujer me aconseja desde Madrid

Pues hala!! a pasar de rabias y a pintarse las uñas de los pies ;)

Tengo que contarlo

Terminé de escribir el anterior post, salí a la calle, con una angustia indescriptible y pasé por el kiosco...y qué tenía que pasar? ESTABA, AHI ESTABA, con su calculadora, sumando Sugus o Yapas, quién sabe.
No compré nada, no pude de la emoción.

miércoles, 3 de febrero de 2010

Como si fuera poco

Además de toda esta mierda que estoy pasando, el kiosquero no vuelve.
Y aunque me haga la boluda, estoy teniendo la aterrorizante sospecha, de que no se fue de vacaciones. Mirá si renunció y el kiosquero no es más kiosquero, se cambió de trabajo y hoy está trabajando en un video club cerca de su casa, en Berazategui. Y nunca más lo veo.

Ok.

Bueno.

No repunto en mi puta vida.

lunes, 1 de febrero de 2010

Cada una soy yo

Me mudé exactamente ocho veces. Pero tuve solo siete hogares.
Nací en la más grande, en esas que decís, acá me quedo toda la vida, acá me quiero morir. Pensás que la vida se congela y eternamente será como aparece fotográficamente en ese momento. Pensás que por siempre compartirás techo con tus seis hermanos y tus padres. Pensás que jamás se les caerá el pelo, que nunca tendrán hijos, ni se harán monjas ni curas, ni te dejarán por otro país, ni se casarán y se irán con ellas o ellos. Pensás que nunca dejarán de jugar a la paleta en el patio, ni de hacer asados con sus amigos, que nunca dejarán de decirte: "apaguen la luz allá abajo!" y que nunca se dormirán debajo de un tren. Pensás que siempre serán tus hermanos, en el más perfecto de los sentidos, viviendo en tu misma casa, dándote de comer, mandándote autoritariamente a dormir y disfrazándote cuando los viejos no estan. Pensás que la mejor forma de ser feliz es comer en el cuarto del fondo con todos ellos viendo La banda del Golden Rocket.
Ser el último orejón del tarro o "verdurita", como me enseñó León a decir, es uno de los mejores inventos de los últimos siglos. Los pelos se caen, los hermanos se casan, los sobrinos aparecen....y seguis siendo la más chica por siempre eternamente infinito punto rojo.

Mi casa del 803-4431, quedaba cerca de todas las casas que me importaban y aunque terminó siendo, descaradamente, una clínica, será siempre para mí, la casa de la puerta sin llave, de los cumpleaños más originales, de la colonia de vacaciones, de los pijama partys, de las clases de cocina, de las clases de pintura, de los ensayos de guitarra, de las partituras de piano, de la vela en el acolchado, de la tarea el domingo a las 12 de la noche, del programa de televisión improvisado en el patio, de las coreografías en el living, de la canasta en la cama de mamá, de papá noel corriendo por la escalera, del teléfono al lado de la puerta y la puerta corrediza del cuarto de los más grandes.

Mis demás hogares tuvieron otros protagonistas, otras coordenadas terrestres, otras emociones.
El siguiente, ya con jumper y no guardapolvo, me vio llorar por la tristeza ajena y me vio escribir mis primeros poemas al ritmo de los bombos y manifestaciones de los jubilados. Otra me puso de novia, fresca como quien conoce el universo por primera vez, pura y sincera. El cuarto me ilusionó con las primeras horas de estudio univeritario y me tuvo a los tumbos, de un cuarto a otro. Y nunca más me soltó. Me vio hacer valijas infinidad de veces, recibiendome incondicionalmente con empanadas al regreso. Durante la existencia de este cuatro ambientes, aparecieron otros hogares, mas pasajeros. El quinto, más allá del Atlántico, me mostró el amor inconmesurado que uno es capaz de tener por los hijos de quienes más amás, las siestas con los niños, la comida caliente de tu sangre, la coca light de cada noche, las risas y películas dobladas al español. Unas cuadras más arriba del mapa, en la misma ciudad lejana, me esperaba el sexto, que me mostró la gloria de la independencia, el pucho en el balcón, el acento irresistible madrileño y la adrenalina de seis meses con sonrisa crónica. Volví a la de las empanadas argentinas y maternas, a mi cuarto de los colectivos ruidosos, pero al tiempo armé la valija nuevamente. El séptimo fue mi casa-hogar. La que me sacó las tripas y me vio intentar un intento de intento de cocina, la que acomodó mis ilusiones en tres estantes y albergó una guitarra destartalada. La que tuvo un adorno de cuatro fotos enamoradas y una hamaca blanca y adorable. Me volvió tan viejita, que nada quedó del orejón del tarro, los disfraces y los cumpleaños multitudinarios. Dejé el corazón sobre la mesa del living y arrugada como manuelita, volví al verdadero hogar y volvieron las empanadas, el teléfono incesante, la tele, el control remoto y una ventana inmensa que me rescató del olvido para siempre.
Ahora que la tengo enfrente, pienso, que debería regar mi nueva plantita. Quien sin duda viene conmigo en el próximo flete.

Ya vuelvo.